jueves, 9 de julio de 2009

Ahora Xinjiang, antes Tibet; los problemas étnicos de China Popular y una película, "Siete años en el Tibet"

La actualidad nos lleva de revuelta en revuelta: Moldavia, después Irán, Honduras y estos ultimísimos días, Xinjiang, la provincia más occidental de la República Popular China. En este último caso estamos ante un enfrentamiento étnico entre los iugures y los chinos han. Varias organizaciones defensoras de los derechos humanos -Amnistía Internacional y Human Rights Watch- y de prensa libre, Reporteros sin fronteras, han denunciado los hechos y especialmente la forma en la que el Gobierno chino ha llevado la crisis.

Hace no mucho tiempo, otra región de China Popular, el Tibet, adquirió relevancia mundial con motivo de otra revuelta, en este caso muy cercana a la celebración de los Juegos Olímpicos de Pekin. Historia_a_por_todas dio cuenta de ello, pero apenas profundizamos en las circunstancias de enfrentamiento que se dan en el Tibet y cuáles son sus antecedentes históricos más inmediatos: la primera ocupación china del territorio tibetano en 1949 y la posterior invasión del país con el consiguiente exilio forzado de muchos de sus habitantes, liderados por la autoridad espiritual del Dalai Lama.

Ni el cine ni la literatura han sido ajenos a la historia contemporánea del Tibet. Tal vez el libro más famoso sea el que, de carácter autobiográfico, escribió Hienrich Harrer, Siete Años en el Tibet (1953), relato que años después fue llevado al cine por Jean Jacques Annoud (Siete Años en el Tibet, 1997), con Brad Pritt encarnando al principal protagonista. ¿Qué podemos ver?, ¿qué podemos leer en Siete años en el Tibet? La historia personal de Harrer, un alpinista austriaco, que para mayor gloria del III Reich, intentó junto a otros germanos la conquista de la cima del Himalaya. El inicio de la Segunda Guerra Mundial les obligó a desistir, de hecho fueron capturados por los ingleses que por entonces ocupaban la India, y recluidos en un campo de concentración. Heinrich Harrer logró huir y tras un periplo lleno de penalidades, que incluye la travesía del Himalaya, llegó a Lhasa, la capital del Tibet. El paíes era entonces un territorio independiente, aislado prácticamente del mundo y regido por las autoridades religiosas. Único extranjero en el denominado Techo del Mundo, trabó amistad muy estrecha con el Dalai Lama, niño. Todo concluyó, claro está, con la dramática invasión de los chinos comunistas de Mao Tse Tung. Real mucho, con algunas dosis de ficción o al menos recreación de la realidad, Siete Años en el Tibet es más que un meritorio relato y película.

Ahh..., no dejemos de ver las extraordinarias últimas escenas y escuchar la B.S.O., de John Williams.

1 comentario:

Alej, de Granadilla dijo...

TODOS CON EL TIBET!!!!!!!!!!