jueves, 3 de enero de 2008

Venceréis, pero no convenceréis

La Guerra Civil y la Dictadura franquista dividió profundamente a los intelectuales españoles. Unos, apoyaron con entusiasmo la causa republicana durante la Guerra Civil, y compartieron la suerte del exilio al acabar ésta. Otros, en cambio, apoyaron la rebelión militar y posteriormente nutrieron el estamento intelectual del nuevo régimen. Entre unos y otros, hubo lo que algunos autores denominan la “Tercera España”, la de aquellos que no se sintieron cómodos con ninguna de las dos opciones antagónicas.

Entre ellos destaca sobremanera la figura de Miguel de Unamuno, uno de los principales novelistas y ensayistas españoles contemporáneos. Vasco de nacimiento y de talante liberal, apoyó la instauración de la Segunda República. De hecho, fue candidato en las elecciones municipales del 12 de abril de 1931 como miembro de la conjunción republicano-socialista. Hombre de ideas progresistas, pronto se sintió defraudado por el extremismo de la izquierda durante su periodo de gobierno, tanto que apoyó, en su condición de rector de la Universidad de Salamanca, la sublevación militar de julio de 1936. Para Unamuno, inicialmente, los militares sublevados representaban una opción de regeneración autoritaria dentro de la propia república. De hecho el golpe de estado de Mola, Franco, Goded y otros militares alzados en armas recurrieron a ese cierto equívoco inicialmente. Pronto se sintió profundamente defraudado porque en Salamanca eran decenas las personas las que acudía a él en el verano de 1936 para pedir su intercesión ante las nuevas autoridades militares a favor de sus allegados, muchos profesores universitarios, presos y condenados a muerte. Ese dolor tan intenso le llevó con motivo de la celebración el Día de la Hispanidad (12 de octubre de 1936) a pronunciar uno de los discursos más famosos de la Guerra Civil en el Paraninfo de la Universidad: “Venceréis, pero no convenceréis”. El documental nos ilustra sobremanera sobre el contenido de sus palabras y el efecto que produjo entre una audiencia muy poco inclinada a aceptar críticas y en este link podemos leer el contenido de la discusión pública entre Unamuno y Millán-Astray, en el que terció el intelectual monárquico José María Pemán.

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